Cuándo recurrir a profesores particulares

Los problemas en el aprendizaje de los pequeños pueden ser abordados con profesionales especializados en superarlos.

El temor al fracaso lleva a muchos padres a pensar que con lo que los niños hacen en el colegio no es suficiente. Si las calificaciones no son tan buenas y las notas en rojo comienzan a aparecer, muchas familias piensan en un profesor particular.

Es recomendable cuando el niño presente retraso en alguna materia y necesite adquirir contenidos de grados anteriores. También puede ser útil como medida inicial en chicos que no tienen hábito de estudio para que tengan una dedicación diaria a las tareas escolares. A veces la presencia de una persona “neutral”, puede facilitar las cosas; los padres no siempre son buenos “profesores” de sus hijos.

Incluso puede ser adecuado cuando no estar con ellos en el horario de estudio.  La función del “profesor particular”, debe ser supervisar al niño, enseñarle estrategias para organizarse, aplicar técnicas de estudio y explicarle contenidos en los que muestra dificultades. En estos casos puede ser conveniente recurrir a las tareas dirigidas.

El papel del docente de tareas dirigidas, está vinculado al desarrollo del alumno en las áreas en las cuales está presentando deficiencia, desinterés, problemas motivacionales, o cualquier otra limitación.

La tarea dirigida permite a los alumnos ser libres para expresar sus ideas, para manifestar sus dudas, y limitaciones, ser atendido de acuerdo a sus necesidades individuales y avanzar por encima de sus propias limitaciones.

Los padres no deben tener temor en recurrir a un profesor particular cuando sea necesario; y tener en cuenta que las tareas dirigidas son una excelente herramienta de refuerzo del aprendizaje.