Beatificación de nuestro Dr. José Gregorio Hernández

Fecha de publicación: 26-10-2020

El 19 de Junio del año 2020, Venezuela conoció y celebró la noticia de la aprobación del Vaticano de la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández. Ceremonia que la iglesia estima para el primer trimestre del año 2021.

Aunque los venezolanos lo consideran santo por la cantidad de milagros de los cuales han sido testigos, en el Vaticano falta un paso en su proceso hacia la santificación o canonización.

El proceso del cual hablamos es iniciado y conducido por el arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo. Luego de completados los primeros casos, José Gregorio Hernández fue nombrado “venerable” por el papa Juan Pablo II el 16 de enero del año 1986. El 27 de abril del año 2020 la Arquidiócesis de Caracas, anunció que la Comisión Teológica del Vaticano aprobó el milagro del venerable doctor José Gregorio Hernández.

Dicho milagro es la curación de Yaxury Solórzano Ortega, quien recibió un tiro en la cabeza cuando tenía 10 años de edad, durante un atraco a su padre en fecha 10 de marzo del año 2017, en el estado Guárico.

Yaxury tuvo que esperar muchas horas para ser operada. Lamentablemente, perdió mucha sangre y masa encefálica. Los doctores anunciaron que quedaría con discapacidad motriz, lingüística, además de pérdida de memoria y visión. Pero su madre no se rindió y la encomendó al Dr. José Gregorio Hernández, quien dijo, la tranquilizó. Y ningún pronóstico se cumplió, porque Yaxury salió a los 20 días caminando del hospital. ¡He ahí un milagro!

El día lunes 26 de octubre del mismo año 2020, se inició el proceso de exhumación de los restos mortales del Dr. José Gregorio Hernández que reposan en la Iglesia de La Candelaria, en Caracas, como parte del proceso de santificación que solicita El Vaticano, con la presencia de Yaxury Solórzano Ortega y su madre, entre otras autoridades de la Iglesia Católica venezolana.

Pero ¿qué es un beato de la iglesia católica?

En la Iglesia católica, un beato es un difunto cuyas virtudes han sido previamente certificadas por el papa y puede ser honrado con culto.

El término beato significa literalmente feliz (del latín beatus), o bienaventurado y apegado a los mandatos de Dios en un sentido más amplio. Representa la creencia en que esa persona está ya gozando del Paraíso. La consideración de beato es el tercer paso en el camino de la canonización. El primero es siervo de Dios; el segundo, venerable; el tercero, beato; y el cuarto, santo.

¿Quién fue en vida el beato Dr. José Gregorio Hernández?

José Gregorio Hernández Cisneros, nació en Isnotú, estado Trujillo, Venezuela, el día 26 de octubre del año 1864. Siendo el segundo de siete hijos del matrimonio de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla. Fue una alegría para sus padres desde su nacimiento, aún más debido a la muerte de su primogénita.

Fue un médico destacado, científico, profesor y filántropo de profunda vocación religiosa, católico franciscano seglar, reconocido por su solidaridad con los más necesitados y recordado por su caridad, generosidad, rectitud y servicio a los pobres.

Su madre quien muriera cuando él apenas tenía 8 años, le inculcó el amor a Dios, y le puso por guía a la santa Caridad.

Con apenas 13 años, José Gregorio es enviado a ser educado en Caracas. Dijo estas palabras: “Mi obligación es ser buen estudiante, pero por sobretodo seré un buen cristiano”. Durante sus años en el Colegio Villegas, obtuvo las mejores notas, ganó distinciones, premios, y en varias ocasiones las medallas de la aplicación y de buena conducta. Fue profesor de aritmética para los alumnos del primer curso. Entre los años 1878 y 1882 José Gregorio cursó en el mismo colegio preparatoria y filosofía, graduándose de Bachiller en Filosofía en ese último año.

Como dato curioso: Desde el año 1878 en el mismo colegio, José Gregorio Hernández estudió piano, destacándose y desarrollando la pasión por este instrumento y la música.

José Gregorio Hernández ingresó a la escuela de medicina en el Universidad Central de Venezuela con 17 años de edad, llegando a ser el alumno más destacado de la carrera.

Durante sus años de universidad, José Gregorio supo equilibrar sus dedicados estudios con algunas actividades sociales, logrando buenos amigos con afectos que sin duda eran correspondidos.

Como no siempre sus finanzas fueron abundantes, aprendió el oficio de sastre, y se confeccionaba a sí mismo sus trajes a través de los patrones que le proporcionaba un sastre amigo suyo.

Al graduarse con el título de Doctor en Medicina, el 29 de junio de 1888, también hablaba inglés, francés, portugués, alemán, italiano y dominaba el latín. Incluso tenía conocimientos de hebreo, era filósofo, músico y tenía además profundos conocimientos de teología. Su tesis para la época fue novedosa, presentaba el tema de las bacterias.

Ese mismo año 1888, el Dr. Dominici (rector de la UCV) ofreció ayudarlo económicamente para montar un consultorio en Caracas, lindo gesto que José Gregorio agradeció con estas palabras: “¡Cómo le agradezco su gesto, Dr. Dominici! Pero debo decirle que mi puesto no está aquí. Debo marcharme a mi pueblo. En Isnotú no hay médicos y mi puesto está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que volviera para que aliviara los dolores de la gente humilde de nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta de que mi puesto está allí entre los míos…”

El 16 de agosto de ese año 1888, el doctor Calisto González que formaba parte del gobierno del Presidente Andueza Palacios, lo llama porque quieren enviarlo a estudiar con una beca a Francia, país que tenía grandes avances en medicina, con la finalidad de que formara parte del equipo del moderno Hospital Vargas. Una oportunidad para el desarrollo de la medicina venezolana que no podía desperdiciar.

En el año 1891 deja París y vuelve preparado a Venezuela, para ese momento el Presidente Andueza Palacios ya había instalado en el edificio de la Universidad Central de Venezuela,  el laboratorio de fisiología experimental y bacteriología que lideraría el Dr. José Gregorio Hernández.  Así con solo 27 años de edad, nuestro beato inicia su carrera de profesor universitario, lo que compartió como académico en la Academia Nacional de Medicina y con el ejercicio de la profesión.

José Gregorio Hernández formó una escuela de investigadores, quienes desempeñaron un papel importantísimo en la medicina venezolana. Entre sus discípulos se pueden nombrar al doctor Jesús Rafael Risquez, quien fue su sucesor en la cátedra de Bacteriología y Parasitología, y Rafael Rangel, considerado como el fundador de la parasitología nacional.

En el año 1893 se celebra en Washington, EEUU, el primer Congreso Médico Panamericano. El Dr. José Gregorio asiste en representación de Venezuela y presenta un trabajo novedoso sobre los glóbulos rojos en distintas latitudes.

En su ejercicio profesional, el Dr. José Gregorio Hernández atendió sin interés alguno a las personas más humildes, lo que le valió la razón de ser llamado por algunos actualmente: “médico de los pobres”.

¿Cuál fue el legado médico del Dr. José Gregorio Hernández?

Autor de trece ensayos científicos sobre diversas disciplinas, ampliamente reconocidos por la Academia Nacional de la Medicina, de la cual fue fundador. Todos de significativa importancia debido a su capacidad como clínico de someterse al rigor del método anatomoclínico, de la escuela francesa al cénit de la aplicación, en casos presentados por el Dr. José Gregorio Hernández sobre tuberculosis, neumonía y fiebre amarilla, por su capacidad de manejar los recursos derivados de las técnicas complementarias de diagnóstico (los datos de la histología patológica, de la bacteriología, de la parasitología y de la fisiología) para lograr una cabal interpretación de los procesos patológicos presentes en el paciente y por su capacidad para crear hipótesis novedosas (los datos de hematimetría en los sujetos de nuestro medio, la descripción de una nueva forma de angor pectoris de origen palúdico). Fuente: Wikipedia.

¿Cómo era José Gregorio Hernández con su religiosidad y espiritualidad?

Un amigo dijo: “No faltó ningún domingo a misa, muy a menudo acudía también los días ordinarios con su misal en la mano, a fin de entender mejor el latín. En su pequeña biblioteca escolar tenía un ejemplar de La Biblia, así como vidas de santos, clásicos y tratados de espiritualidad. Frecuentemente me leía algunos de los pasajes y me decía que no debía olvidarme de la vida sobrenatural, la única que explica nuestros avatares en este mundo”.

Era sin duda un hombre de fe, su deseo de servir era tan apremiante que ello quiso retirarse hacia una vida más religiosa, ardua y severa. Dada su religiosidad, en el año 1908 José Gregorio se embarcó para ser monje rumbo a Italia, hacia el Monasterio de Clausura de la Orden de San Bruno de la Cartuja, y el 29 de agosto toma el nombre de Fray Marcelo. Por razones de salud, el Padre Superior le ordena regresar a Venezuela a recuperarse.

Pasados tres años, viaja a Roma e ingresa a los cursos de teología en el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de la Compañía de Jesús pensando así en prepararse para el monasterio, pero una vez más sus planes se vieron frustrados por una afección pulmonar que le obliga a regresar a Venezuela. José Gregorio Hernández ya no intenta más la vida religiosa y comprende que Dios le llama a la vida seglar, sirviendo desde su vocación de médico.

En su consultorio tenía una bandeja con dinero para ser tomado para la compra de medicinas por sus pacientes más necesitados. También los medicamentos se los daba él mismo y les decía: “con eso se pone bueno”. Su amor era el mismo para todos.

Durante la pandemia de la Gripe Española en el año 1918, José Gregorio visitaba a los enfermos sin temor, mientras muchos de sus colegas huían por temor al contagio.

En una oportunidad, al final de la primera guerra mundial, un amigo que lo vio sumamente feliz le preguntó por qué lo estaba, a lo que José Gregorio respondió: “¡Cómo podría yo no sentirme tan feliz si se ha firmado el tratado de la paz! La paz ha bajado al mundo.” Luego se quedó callado pensó y le dijo a su amigo bajito: “¿Te hago una confidencia? Yo he ofrecido mi vida a Dios en holocausto por la paz del mundo. Ahora sé que me voy a morir pronto, y una sonrisa alegre iluminó su semblante.” Ese sería el mismo día de su muerte.

El 29 de junio de 1919, en su aniversario 31 de médico, a eso de las 2 de la tarde son solicitados sus servicios para atender a una anciana que se encontraba muy delicada de salud entre las esquinas Amadores y Cardones del Centro de Caracas. José Gregorio fue a la farmacia de Amadores por medicinas para su paciente.

El día que murió, había ido a misa y recibido la comunión, había hecho una valoración al santísimo, había visitado a otros enfermos, recitado el Ángelus, había hecho una cita en su casa para hablar con uno de sus hermanos que tenía un problema en un ojo y le había conseguido un especialista en una isla del Caribe.

Al salir de la farmacia de Amadores, José Gregorio Hernández se adelantó al Tranvía y no se dio cuenta del paso de un auto que lo atropella. Lo que le ocasiona una caída y una fractura de cráneo en un golpe con el filo de la acera de la calle. Sobre los hechos específicos hay algunas discrepancias en detalles. También se dice que un testigo desde una ventana le escuchó decir sus últimas palabras: “Santísima Virgen”.

José Gregorio fue llevado en el mismo auto al Hospital Vargas, su amigo Luis Razzeti estalló en lágrimas y no pudo hacer más que certificar la muerte de nuestro hoy beato Dr. José Gregorio Hernández. Al mismo tiempo, el capellán que administraba el sacramento de la extremaunción, Tomás García Pompas procede con el último de sus sacramentos.

Los restos de José Gregorio Hernández fueron velados en casa de sus hermanos, homenajeados en la Universidad Central de Venezuela, acompañados por más de mil coronas florales y sepultados luego de un multitudinario cortejo en el Cementerio General del Sur, en Caracas. La población gritaba: “El Dr. José Gregorio Hernández es nuestro, ha muerto un Santo”.  Y así nace la grandiosa historia de devoción y milagros que hoy conocemos.

El 23 de octubre del año 1975, luego de un incendio ocasionado por velas sobre su tumba, los restos del Dr. José Gregorio Hernández fueron trasladados y  sepultados en la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, en el centro de Caracas.

En Infoguia nos unimos al júbilo venezolano del sin fin de fieles que tiene nuestro gran José Gregorio Hernández. Te acompañamos a conocer más sobre él y #TeAbrazamosDesdeUnClick