Fecha de publicación: 22-09-2014
Si es la primera vez que se sale de casa o del país, estudiar en el extranjero ayudará a saber administrarse, sin duda se gana en independencia y autoconfianza. No se puede recurrir a los padres ni a los amigos de siempre, y en la mayoría de ocasiones incluso no se conocerá a nadie al principio. Hay que aprender a valerse por si mismo en un entorno extraño.
Aprender las costumbres y la cultura de otro país siempre supone una experiencia. Ayuda a desenvolverse con gente muy distinta y hace crecer como persona. La experiencia de estudiar en el extranjero siempre merecerá la pena aunque sea por vivir inmerso en otra cultura.
No solo se hacen amistades, sino que además contactos. Algunos de esos amigos, acabarán siendo socios, clientes o contactos importantes. Un buen contacto en el extranjero puede abrir muchas puertas.
En otro país que no sea hispanohablante, hay que desenvolverse a la perfección en el idioma local. No conviene preocuparse más de la cuenta por la adaptación. Casi siempre lo que al principio empieza pareciendo todo un mundo, acaba siendo parte de la rutina a fuerza de desenvolverse en la lengua foránea, y aunque no se tenga una base previa, con un poco de empeño en la mayoría de idiomas a los pocos meses se pueden mantener conversaciones básicas con nativos.
Existen muchas formas de estudiar en el extranjero, dependiendo de las necesidades y capacidad económica de cada uno. Desde los típicos cursos de una o varias semanas para practicar idiomas en verano, hasta un curso académico completo en una universidad.
Finalmente, demostrar que se ha estado en el extranjero estudiando o trabajando, es un punto muy importante para ser elegido en algunos procesos de selección. No solo dice lo que se ha estudiado y dónde, también denota un dominio de otro idioma y una madurez añadida.