Consejos para el riego de los huertos

Fecha de publicación: 01-07-2016

Seguir algunas claves importantes para hacer un riego adecuado, sin duda redundará en el excelente desarrollo de nuestro huerto.

El riego es uno de los aspectos fundamentales a la hora de mantener un huerto ecológico productivo. Tanto el exceso como el defecto de riego provocan multitud de enfermedades y trastornos en las plantas, es por eso que debemos conseguir un manejo del agua adaptado a las necesidades de nuestros cultivos para evitar problemas graves en el futuro.

Una forma de ahorrar tiempo y agua es a través del riego por goteo. Este sistema de riego nos permite dosificar el agua y saber cuánto estamos regando, además podremos ir viendo los resultados e ir adaptándonos a las necesidades de riego de los cultivos.

En los países donde hay estaciones climáticas, durante el otoño y el invierno, simplemente se da un riego de apoyo que ha de combinarse con las lluvias, evitando regar durante la noche y no encharcar el terreno.

La primavera y el verano suele coincidir con el período de mayor desarrollo del huerto, por lo que, tanto por las altas temperaturas, la ausencia de lluvias y las necesidades de desarrollo de los cultivos, necesitaremos aumentar tanto la cantidad del agua como la frecuencia del riego. Hay que evitar regar durante el día, siendo el mejor momento para hacerlo por la tarde o al anochecer.

Aunque cada cultivo tiene sus peculiaridades, en general favorece que la tierra tenga cierto grado de humedad, por eso es recomendable aprovechar la técnica del acolchamiento del terreno.

Es importante conocer la composición del agua con la que regamos. En algunos lugares tiene altos índices de cloro, el cual puede llegar a causar problemas en el correcto desarrollo de nuestros cultivos. Lo mismo pasaría con aguas con alto nivel de salinidad, ya que, estas sales se depositan en el suelo y pueden saturarlo.

En caso de que no se use el riego por goteo, en general no conviene mojar la parte aérea de los cultivos, porque puede provocar hongos o quemaduras. Es mejor limitarnos a regar la tierra.

Si los cultivos han pasado un largo período sin recibir agua, es conveniente en este caso, ir regándolos de nuevo paulatinamente e incrementar la cantidad que aportamos de agua en lugar de saturarlos con grandes cantidades desde el inicio.

Como no todas las plantas tienen las mismas necesidades de agua, es importante que a la hora de diseñar el huerto y asociar los cultivos, tengamos en cuenta las necesidades hídricas que tiene cada planta y juntar en la misma zona plantas, con las mismas necesidades.

Por lo general, las hortalizas de hoja ancha como la lechuga y las acelgas  y con grandes flores  como el coliflor, el brócoli y las alcachofas, necesitan más cantidad de agua que otro tipo de hortalizas.  Por otra parte, para las hortalizas de fruto –tomate o calabacín- tenemos que disminuir la cantidad de agua durante su floración para no causar daños.

Para riegos en materos en los que no tenemos riego por goteo, echaremos agua en el plato en lugar de hacerlo directamente sobre la tierra. De esta forma las raíces se desarrollan más y no cometemos errores al saturar la planta y causar podredumbre en las raíces.

Otro dato que nos puede orientar eficientemente sobre el modo de riego, se basa en la anchura de las hojas; así, las plantas de hoja grande, como pueden ser la lechuga y la acelga, necesitan un riego más abundante y con mayor frecuencia. Por el contrario, las que tienen las hojas más pequeñas o estrechas no precisan de un riego tan frecuente; es el caso de la cebolla o el ajo y gran parte de las hierbas medicinales que se suelen plantar en un huerto.

Muchas de estas sugerencias que hemos presentado para optimizar el riego de nuestro huerto, más allá de un estudio profundo o especializado, parten de la lógica o sentido común y constituyen un excelente punto de partida cuando estamos desarrollando nuestro espacio para el cultivo de hortalizas y vegetales.