Qué es una central eléctrica

La generación de electricidad es posible gracias a la energía mecánica que producen unos componentes diseñados expresamente para esta función, denominados generadores eléctricos

En general, la energía mecánica procede de la transformación de la energía potencial del agua almacenada en un embalse; de la energía térmica suministrada al agua para transformarla en vapor mediante la combustión del carbón, gas natural o a través de energía de fusión de Uranio.

Esta energía en forma de agua que cae desde un nivel superior, o impulsada por el vapor de agua o gas de combustión a alta presión, impulsa los rodamientos de una turbina.

¿Cómo se produce la electricidad?

Para realizar la conversión de energía mecánica en eléctrica, se emplean unas máquinas denominadas generadores eléctricos o alternadores, que constan de dos piezas fundamentales: el rotor y el estator.

El estator es un cilindro metálico hueco en forma de cañón, cuya superficie interior dispone de ranuras que alojan un bobinado de cobre interconectado. Por su parte, el rotor es un eje macizo, también metálico que se aloja con capacidad de giro en el interior del estator y cuya superficie también dispone de ranuras que alojan otro embobinado de cobre interconectado que actúa como un electroimán, cuando se les aplica una pequeña corriente eléctrica continua proveniente de un tercer equipo exterior llamado excitatriz.

La turbina, el alternador y la excitatriz están alineadas y comparten el mismo eje de rotación. Cuando el rotor gira a la velocidad de 1.500 ó 3.000 rpm, impulsado por el eje que comparte con la turbina, se produce una corriente inducida en los hilos de cobre del interior del estator.

Estas corrientes proporcionan al generador la denominada fuerza electromotriz, capaz de producir energía eléctrica a cualquier sistema que esté conectado a él.

Por ejemplo en Venezuela, esta energía eléctrica generada, es enviada a través de una red de líneas de transmisión a otros centros de distribución y de allí hasta las ciudades. A la salida de la central eléctrica, la tensión es de 110 kv, 220 kv o 380 kv; es decir, mediante un transformador se obtiene una alta tensión, para que las pérdidas registradas en el transporte sean mínimas.

Posteriormente en las áreas de consumo se vuelve a transformar, mediante otro conjunto de transformadores, a las bajas tensiones conocidas de 380 V y 220 V, que son las que usualmente empleamos para alimentar nuestros equipos y aparatos electrónicos y electrodomésticos en el hogar y en el trabajo.

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