Desde sus inicios, el ser humano demostró la inquietud por automatizar tareas y actividades que, de manera cotidiana, debía realizar repetitivamente para su supervivencia.
Se denomina automatización al acto y la consecuencia de automatizar, donde determinadas acciones se vuelvan automáticas, es decir, que se desarrollen por sí solas y sin la participación directa de una persona.
También se conoce como un sistema donde se trasfieren tareas de producción, realizadas habitualmente por operadores humanos, a un conjunto de elementos tecnológicos.
En este orden de ideas, este concepto se usa con frecuencia en el ámbito de la industria con relación a la serie de sistemas que permiten que una máquina o equipo, desarrolle determinados procesos o ejecute tareas de forma precisa y óptima.
Los orígenes de la automatización se encuentran en la pre-historia, con el desarrollo paulatino de máquinas sencillas e incipientes que minimizaban la fuerza aplicada por las personas. La energía animal o humana, con el tiempo, comenzó a sustituirse por energías renovables, como la energía eólica o la energía hidráulica, que lograban mover grandes cargas. Años más adelante se implementaron mecanismos de relojería para la repetición de acciones.
Ya en nuestros días, la robótica y la informática han permitido incrementar el alcance de la automatización, como por ejemplo en el sector industrial utilizando máquinas que permiten la automatización de procesos que revisten cierto grado de complejidad.
Usos y objetivos de la automatización
Entre los objetivos de la automatización, podemos mencionar los siguientes:
No obstante y aunque podría vislumbrarse como un aspecto positivo, el hecho de que una empresa logre ahorrar dinero a mediano o corto plazo con el uso de la tecnología para la automatización de los procesos, esta situación también podría reflejar una connotación negativa desde el punto de vista social, puesto que, al realizar las máquinas una amplia diversidad de trabajos, pueden reemplazar a personas u operarios que, de este modo, perderían su puesto de empleo.
Es importante destacar que la automatización siempre requiere algún tipo de control o supervisión por parte del ser humano. Además de la observación directa y del contacto físico con las máquinas, es habitual que se usen programas informáticos para esta labor, los cuales, obviamente, son programados y manejados por personas.
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