Por qué nueces, almendras y turrones en Navidad

Fecha de publicación: 11-12-2015

Consumir turrones y frutos secos en Navidad, además de ser tradición, aporta grandes beneficios para la salud.

Es una costumbre muy arraigada en Hispanoamérica comer frutos secos en Navidad que, además de deliciosa, también es una muy saludable tradición. Los frutos secos típicos de Navidad nos pueden ayudar a mejorar nuestra nutrición durante estos días de comidas festivas.

Los frutos secos, cuando se comen en su forma más pura, aportan muchísimos beneficios a la salud. Son ricos en grasas saludables, las grasas que ayudan a proteger la salud del corazón. Su combinación de fibra, proteína y carbohidratos hacen que sean meriendas perfectas. Nos llenan y nos ayudan a controlar el apetito. Sin embargo, debemos comerlos con moderación, porque son altos en calorías.

Por fortuna, nuestra dieta puede mejorar bastante si comemos los frutos secos típicos de la Navidad en su forma más pura. Tanto las almendras, como las nueces y las avellanas son excelentes cuando se trata de la buena alimentación.

Un puñado de almendras vale mucho a nivel nutricional. De todos los frutos secos típicos de la Navidad, las almendras son las que tienen menos calorías. También tienen más calcio que otros frutos secos. Son ricas en fibra y vitamina E.

Las nueces son muy buenas para la salud del corazón, ya que contienen altas cantidades de omega-3. Según estudios realizados, las nueces son tan efectivas como el aceite de oliva para reducir la inflamación en las arterias después de ingerir una comida alta en grasa.

Las avellanas son una fuente de energía extraordinaria. Contienen buenas cantidades del grupo de las vitaminas B. Estos nutrientes son esenciales para que nuestro cuerpo tenga un metabolismo apropiado de las grasas, las proteínas y los carbohidratos. Una de las vitaminas B que aportan las avellanas es la tiamina. Esta vitamina B ayuda a balancear el sistema nervioso, a desarrollar músculos saludables y beneficiar la salud del corazón.

En cuanto al turrón, podemos decir que es el protagonista absoluto entre los dulces de las fiestas navideñas. Pero revisando antecedentes históricos de este delicioso manjar, tenemos que los deportistas griegos ya se servían de una pasta compuesta por frutos secos (almendra principalmente) y mieles, cuando participaban en las Olimpiadas. Seguro que a los atletas helenos no les faltaba energía después de comerse este precursor del turrón.

Sin embargo, este dulce es claramente de origen árabe pues la almendra y la miel eran ampliamente utilizadas en Al-Ándalus para la fabricación de numerosos dulces, tal y como se sigue haciendo en el norte de África. 

Según los investigadores su origen se ubica en la península arábiga, con unas primeras referencias halladas en el “Tratado de medicinis et cibis semplicibus del siglo XI”, escrito por un médico árabe, que habla del turun. Los árabes trajeron este postre a las costas del Mediterráneo, en particular a España y a Italia.

El turrón es, en esencia, almendra, miel y azúcar. Todo lo que le añadimos después se puede considerar como variantes que reciben el nombre de turrones de obrador. Los más tradicionales y consumidos en España son el turrón duro o imperial, que derivó en el nombre de turrón de Alicante por la concentración inicial de sus artesanos en esa zona geográfica y el llamado turrón blando o de Jijona, población que prestó su nombre también por el liderazgo tradicional en su producción. Tanto el turrón de Alicante como el de Jijona gozan de denominación de origen y siguen estrictos controles de calidad para respetar la Indicación Geográfica protegida; por ello todo el proceso debe estar supervisado por un oficial y/o maestro turronero.

La costumbre de comer turrón y frutos secos, aunque continúa siendo una de las tradiciones con mayor apego en época de Navidad, su consumo se ha extendido al resto del año, por un lado, por lo exquisito de su sabor y por el otro, por el alto valor nutricional que encierran, con importantes aportes para la salud y el bienestar del organismo.

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