Fecha de publicación: 22-01-2016
En sus inicios, los licores fueron elaborados en la edad media por físicos y alquimistas como especie de remedios o medicinas, pociones amorosas, afrodisíacas y como cura para problemas de diversa índole. La realidad era que para ese entonces, no se lograba detectar su alto contenido alcohólico.
La elaboración de licores data de tiempos antiguos. Los documentos y registros escritos se lo atribuyen a la época de Hipócrates quien decía que los ancianos destilaban determinadas hierbas y plantas, por su propiedad curativa de enfermedades o como tonificantes. De allí se deriva que los licores tradicionalmente se asocien con la medicina antigua y la astrología medieval. Además, a través de los siglos fueron también conocidos como elixires, aceites, bálsamos y finalmente como licores propiamente.
Al hacer una clasificación, podemos distinguir tres tipos diferentes de licores:
En primer término, aquellos con una sola hierba predominando en su sabor y aroma; en segundo lugar, aquellos licores que están elaborados a partir de una sola fruta, por ende tienen un solo sabor y aroma y en tercer lugar, los licores producidos a partir de combinaciones de frutas y/o mezcla de hierbas.
A nivel de la elaboración, existen dos métodos principales para la producción de los licores. El primero, consiste en destilar todos los ingredientes al mismo tiempo, para posteriormente endulzar y algunas veces añadirle colorantes al resultado de esta destilación.
El segundo método consiste en agregar las hierbas o frutas a la destilación base. Esta forma permite conservar el brillo, frescura y bouquet de los ingredientes agregando también, bases de brandy o coñac, teniendo como resultado licores de una mejor calidad.
En sus inicios los licores fueron creados para atenuar molestias asociadas a padecimientos físicos o enfermedades; muchos siglos después, además de estar presentes en fiestas y reuniones, aún son utilizados para calmar malestares pero asociados con estados mentales como el estrés y la ansiedad.
