Fecha de publicación: 05-09-2016
Nuestra piel mide en promedio, unos dos metros cuadrados y en cada centímetro cuadrado de nuestro órgano táctil, poseemos más de 600 glándulas sudoríparas. Pero el sudor que estas producen está formado por un 99% de agua, por lo tanto no produce mal olor por si mismo.
El mal olor corporal, conocido desde el punto de vista científico como “osmidrosis” o “bromhidrosis”, constituye un trastorno generado principalmente por microorganismos, bien sea hongos o bacterias que se desarrollan en el sudor cuando existen las condiciones necesarias para que esto ocurra, como por ejemplo, la falta de higiene.
Las personas que sudan en exceso tienen mayor propensión a padecer de mal olor, pero el trastorno está vinculado realmente con el lugar del cuerpo donde se genere el sudor y al tipo de glándulas involucradas, principalmente las glándulas apócrinas.
De todo lo dicho se deduce que la solución principal y a la vez, más sencilla para evitar el mal olor corporal, es tener una mejor higiene personal. No obstante, Robert Hicks, especialista en medicina general del Hospital Kingston, en Inglaterra, sostiene que existen otras maneras de evitar este trastorno, veamos cuales son a continuación:
Lavar la ropa con la temperatura más alta posible y luego secarla, porque la bacteria puede sobrevivir en la ropa húmeda y producir sus olores característicos.
Evitar la ingestión de tóxicos o bebidas alcohólicas y estimulantes como el café, los cuales aumentan la producción de sudor.
No consumir alimentos como el ajo, cebolla o especias fuertes, cuyos productos aromáticos se eliminan a través del sudor.
Hacer uso de infusiones o lociones elaboradas a partir de plantas con propiedades anti-bacteriales o fungicidas, como la salvia, manzana o lechuga.
Evitar usar zapatos muy cerrados o que hagan sudar mucho, como los deportivos o tenis, además de usar medias limpias de algodón o mantener los pies descubiertos lo más a menudo posible para prevenir los efectos de los hongos.
Es importante siempre conocer y percibir cualquier cambio en nuestros propios aromas, debido a que si se padece de sudoración excesiva o mal olor corporal sin motivo aparente, podría ser un signo de un trastorno o padecimiento más severo.
Además de las observaciones hechas por Robert Hicks, también existen varios remedios caseros o naturales que ayudan a combatir el mal olor corporal y que son fáciles de incorporar a nuestra rutina de higiene diaria.
El bicarbonato de sodio es una excelente opción para combatir los malos olores corporales y la sudoración excesiva. Esto se debe a sus propiedades anti-bacteriales, que ayudan a combatir las bacterias que pueden estar causando el mal olor. Para aprovechar sus beneficios, se recomienda mezclar a partes iguales y aplicarlo en las zonas más afectadas.
Un elemento natural que podemos usar es la salvia, que tiene propiedades termorreguladoras que la hacen perfecta para luchar contra la sudoración excesiva y los malos olores corporales. Para que este remedio natural sea afectivo, se debe preparar una infusión, hirviendo unas 5 hojas de salvia en una taza de agua durante unos 15 minutos. Lo ideal es beber esta infusión varias veces al día para obtener buenos resultados.
Desodorante natural de menta y romero. La menta y el romero se caracterizan por sus propiedades aromáticas y antibacterianas, que las hacen efectivas en el tratamiento contra el mal olor corporal. En este caso se hierven las 5 hojas de menta junto con las 5 hojas de romero en una taza de agua durante 15 minutos. Posteriormente, colamos y aplicamos el líquido resultante sobre la piel después de ducharnos con normalidad.
Si el mal olor afecta de manera específica a los pies, un buen remedio casero que podemos tener en cuenta para combatirlo es el vinagre de manzana. Este producto ayuda a regular el pH de la piel, eliminando las bacterias que pueden causar el mal olor. Para lograrlo, disolvemos 5 cucharadas de vinagre de manzana en un recipiente con agua y sumergimos los pies durante 10 minutos.
Las personas que sufren de malos olores corporales suelen aislarse de la sociedad precisamente por el rechazo que causa este trastorno en las demás personas. Aunque los olores pueden no ser frecuentes, es posible que aparezcan de un momento a otro y generen esas incomodidades, tanto en quienes los sufren como en aquellos que los rodean.