Embarazo en la Adolescencia, qué hacer.

En una situación difícil como un embarazo adolescente, buscar asesoramiento profesional es una de las mejores opciones para los padres.

La adolescencia es una etapa de la vida en la cual, el ser humano sufre cambios físicos, psicológicos, sexuales y sociales de forma gradual hasta alcanzar la edad adulta. Esta fase se empieza a vivir sobre los 10 o 12 años y termina a los 19.

La educación sexual es muy importante en esta etapa, así que los padres y principalmente la madre en este caso, debe explicarle a su hija adolescente, que a partir del desarrollo es una mujer fértil con la capacidad para concebir un hijo si llegase a mantener relaciones sexuales sin protección.

Una adecuada y oportuna formación sobre este tema es fundamental para prevenir un embarazo precoz, por ello es conveniente que desde el hogar, los padres hablen claramente con sus hijos e hijas por igual y les expliquen los cambios físicos y emocionales que empezarán a experimentar. Se debe hablar con confianza y explicarles los riesgos que corren si deciden mantener relaciones sexuales a tan corta edad. Abarcando no solo el riesgo de un embarazo no planificado, sino también la propensión al contagio de enfermedades de transmisión sexual.

Las probabilidades de que una adolescente quede embarazada disminuyen notablemente si desde casa, obtiene la información adecuada y la suficiente confianza para preguntar y aclarar sus dudas. Aunque ello no garantiza que no pueda llegar a suceder.

Y si a pesar de toda la información que los padres puedan transmitir, su hija queda embarazada ¿qué deberían hacer en ese caso?

Si ese momento llega a suceder, deben sentarse y con serenidad reflexionar, involucrando a todos los integrantes de la familia acerca de qué se debe hacer.

La chica adolescente será la primera en sentirse decepcionada y con la sensación de que el mundo se le cae encima; dependiendo de la cultura familiar o de las creencias religiosas, los padres tendrán una u otra opción para decidir, por supuesto, siempre teniendo en cuenta la opinión de los futuros padres adolescentes.

En esta difícil situación, los padres deben mantener la unión y apoyar a sus hijos en la decisión tomada conjuntamente, ponderar todas las opciones y ver cómo cambiará la vida a partir de este momento y cómo afrontarlo de la mejor forma posible.

Una vez digerida la noticia, si se toma la determinación de seguir adelante con el embarazo, no debe enfocarse como un problema. Al asumir esta postura, se deben aceptar las consecuencias que ello conlleva. En este caso apoyar a la hija y ayudarla para que pase un embarazo tranquilo y feliz, pues estas situaciones suelen generar conflictos en las familias y puede tratarse como un fracaso o un disgusto familiar. Este ambiente perjudica principalmente a la joven embarazada y por lo tanto, se debe evitar.

Nada se gana recordando y reprochando constantemente los errores o falta de previsión de la joven embarazada. No debe recordarse a cada momento por qué no usó anticonceptivos o por qué no esperó para tener relaciones sexuales más adelante con una pareja estable. Juzgarla no es la alternativa cuando se ha decidido prestarle apoyo.

Para no llegar a este extremo, lo ideal es buscar asesoramiento profesional. Los padres deben apelar a la orientación sicológica porque la joven y futura madre estará llena de miedo y de inseguridad y debe encontrar el calor y la calma en sus padres, quienes deben asesorarse y prepararse para esta situación con las mejores herramientas, entre las cuales es fundamental el apoyo de personas que han estudiado y se han formado profesionalmente para ello.

A sabiendas de lo delicado que significa el problema del embarazo precoz en la actualidad, la educación sexual y planificación familiar son temas fundamentales que muchas instituciones tienen en sus programas de estudio. De hecho organizan charlas, exposiciones y talleres de sexualidad acerca de los distintos métodos anticonceptivos que existen y cuales pueden ser los más adecuados para los jóvenes.