Fecha de publicación: 18-11-2014
Aunque la acuicultura ha tomado un auge cada vez mayor como actividad de rendimiento económico, por tratarse del cultivo de especies animales principalmente para satisfacer los mercados de consumo alimenticio, es importante su abordaje desde el punto de vista ecológico.
Un enfoque “verde” de la acuicultura en sentido amplio, contempla la preservación de los recursos naturales, el estricto seguimiento de normas de protección animal para garantizar la sobrevivencia de las especies y el uso de alimentos y métodos naturales de cría, pensando en el mercado de consumidores de estos especímenes.
Por ejemplo, el uso de sustancias químicas tanto en la alimentación como en el cuidado de enfermedades de las especies acuáticas queda restringido y debe sustituirse por elementos naturales, cuyo origen debe derivarse de fuentes sustentables para garantizar su preservación.
De igual manera, la alimentación de las crías de peces debe contemplar un límite en el contenido de grasas ya que este elemento impactará sobre el consumidor final, por tanto a menor contenido de grasa, más saludables serán las especies como alimento.
En los estanques de crianza de los peces, deben controlarse las cargas contaminantes tanto de entrada como de salida, así como una adecuada disposición de los desechos o lodos, subproductos generados por esta actividad.
Los períodos de producción deben respetarse de acuerdo a las características o particularidades de cría de cada especie, considerando además, una densidad de cultivo baja, adaptada también a la característica de cada clase de cría.
En el caso de los peces de agua dulce, se han desarrollado granjas de cultivo cerca de ríos, lagunas y humedales para las actividades de crianza en ecosistemas naturales.
La acuicultura marina es sin duda, una alternativa fundamental para la preservación de la fauna y flora propia de estos ambientes, en contraposición con la pesca a gran escala y con métodos que no respetan la normativa sobre el cuidado de las especies.
La promulgación de normas para el desarrollo sustentable y sostenible de la acuicultura, significaría un importante apoyo para la definición de políticas de desarrollo con visión ecológica de esta actividad.
