Técnicas para reducir la ansiedad

Desde aprender a meditar hasta apoyo farmacológico supervisado, la ansiedad puede superarse de muchas maneras.

La ansiedad es una desagradable sensación que afecta a casi todos los seres humanos en mayor o menor grado durante algunas etapas de su existencia. Afortunadamente, hay diversas formas de afrontarla, las cuales alivian a quien la padece y le ahorran malestares y sufrimiento.

El ejercicio adecuado ayuda a una tonificación muscular, evitando tanto la rigidez como el exceso de activación del sistema nervioso, propiciando un sano cansancio que favorece el sueño reparador y calma el exceso de cavilaciones.

No pocas personas se han acostumbrado a una alimentación caótica y unos horarios de sueño demasiado ajustados o irregulares, lo que mientras sus fuerzas lo permitan parecieran a primera vista no tener consecuencias negativas.

Un grado elevado de ansiedad influye que el momento de conciliar el sueño sea más dificultoso porque aparecen en la mente ráfagas de pensamientos. Regular el sueño, de forma que sea suficiente y que el cuerpo encuentre un alivio en poderse adaptar a una rutina sistemática, puede ayudar a disminuir la tensión.

Ante una situación de estrés se impone una cierta rebaja de aspiraciones. No se puede forzar la marcha para que quepan más cosas en el mismo periodo de tiempo, y hay que seleccionar con criterios de relevancia, intentando delegar o aplazar el resto.

Una alimentación variada y no muy pesada favorece el control de muchos síntomas gástricos que se favorecen en estado de ansiedad Muchas personas detectan su grado de angustia por las sensaciones que les produce en el estómago.

La sabiduría a la hora de planificar las actividades es otra herramienta conveniente para rebajar tensiones, sabiendo intercalar descansos oportunos para aliviar el crecimiento de la ansiedad o cambiando el tipo de tarea a una más suave o llevadera, hasta recuperar el buen ánimo.

Si los síntomas de la ansiedad o las consecuencias que reporta en trastornos psicosomáticos son demasiado desagradables o incapacitantes, es posible recurrir a una ayuda farmacológica, siempre bajo la prescripción de profesionales especializados.

Las actividades manuales son muy convenientes para las personas que tienen angustias y preocupaciones intelectuales. Las aficiones artísticas y de bricolaje hacen entrar en contacto con los objetos sencillos, haciendo que el pensamiento se oxigene. El disfrutar de la naturaleza tiene similar efecto benéfico.

Finalmente, los ejercicios de relajación, respiración y yoga son tan poderosos como un fármaco. Puede resultar una buena inversión aprender estas técnicas porque no sólo serán útiles para afrontar el momento actual, sino que ayudarán ante los agobios del futuro.