Cómo aprender neurolingüística

El aprendizaje de las técnicas de la PNL ayuda a encaminar nuestros pensamientos y creencias hacia el logro de determinadas metas en un clima de bienestar y armonía interior.

Si bien es cierto que no se puede hacer referencia a la programación neurolingüística como una ciencia, si se le considera un modelo, es decir, un conjunto de técnicas y teorías enfocadas a comprender conductas y a orientar al ser humano hacia el autoconocimiento y el logro de objetivos.

Analizando el nombre de este modelo, tenemos que el término “programación” alude a la intención de reprogramar comportamientos, creencias y procesos psicológicos. El concepto “neuro” nos traslada a la idea de que todo comportamiento tiene su base en una serie de procesos neurológicos; y la lingüística responde al concepto de que todos estos procesos neurológicos son expresados mediante un determinado lenguaje verbal y corporal.

Según la PNL, estos tres elementos tienen como objetivo inicial comprender nuestros procesos internos para reprogramar el modo de comunicarnos y expresarnos con el fin de cambiar creencias y hacernos sentir seguros para alcanzar nuestro éxito personal.

Para alcanzar este reto, el aprendizaje de la programación neurolingüística se basa en tener plena consciencia en una serie de aspectos o técnicas, las cuales pueden ser aprendidas en instituciones que imparten cursos y talleres sobre PNL o a través de Internet. Veamos en síntesis, de qué se tratan estas técnicas.

La comunicación. El modo en el que nos comunicamos delimita nuestra realidad y la forma de entender el mundo.  Además de ello, la PNL establece dos tipos de comunicación: la interna, comprendida por lo que pensamos y sentimos y la externa, donde además de las palabras, se conjugan los gestos y posturas, el lenguaje del cuerpo.

Modo de procesar la información. Las personas se diferencian en su forma de captar y percibir la información; unas se orientan por lo visual, otras por lo auditivo y otro grupo, por las sensaciones. Lo importante es estar consciente de cuál de todos estos enfoques es el nuestro y utilizarlo a favor de nuestro proceso de aprendizaje y desarrollo personal.

El anclaje. Una manera de lograr objetivos propuestos o de superar determinados conflictos, está basado en este concepto. Por ejemplo, una de las situaciones que más estrés genera en las personas es pararse ante un auditorio a hablar en público. Una forma de afrontar esta realidad que genera tanta ansiedad, es “anclar” un momento agradable, relajado y positivo de nuestra memoria e ir asociándolo mediante técnicas de visualización y respiración. El recuerdo de un paseo por la playa o una música relajante, nos ayudará a debilitar el miedo ante una situación incómoda y reprogramar nuevas realidades donde prive la armonía.

El tiempo. El tiempo tiene una importancia determinada para cada persona, pero debe saber gestionarse de un modo adecuado. Si bien la PNL establece que en el pasado se aglutinan nuestros recuerdos y emociones, es en el presente donde priman las experiencias sensoriales, en el cual se suceden los acontecimientos verdaderamente importantes y donde debemos invertir todos nuestros esfuerzos con miras a un mejor futuro.

Ecología de sistemas. Las personas tenemos un sistema de creencias y valores determinados, los cuales han sido construidos a lo largo de nuestra vida, son esos motores que guían nuestros ejes neurológicos. Las creencias son las concepciones de nuestro mundo, las que promueven nuestra acción y comportamiento.

A veces estas creencias están tan arraigadas en nuestro ser que ni siquiera nos damos cuenta de si son beneficiosas para nosotros o no, puede que nos estemos haciendo daño sin saberlo, de ahí que la PNL ahonde en nuestra ecología de sistemas para hacernos tomar consciencia y reorganizar estas estructuras de un modo más beneficioso y favorable.