Fecha de publicación: 22-09-2014
Aprender un nuevo idioma ayuda a incrementar la plasticidad cerebral, ya que mejora la concentración, favorece la capacidad de trabajo y es en conjunto una gimnasia cerebral que retrasa el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer.
Pueden aprenderse a cualquier edad, el principal factor es la motivación. La capacidad es "innata", porque todos tienen el cerebro preparado para aprender otra lengua. Los adultos cuentan con experiencia, conocen las estructuras gramaticales y les resultan más sencillas algunas lecciones.
A la gimnasia cerebral se une el entrenamiento del sistema auditivo: aprender un idioma nuevo ayuda a diferencia y codificar mejor los sonidos y tonos. El oído aprende a destacar los sonidos lingüísticos de aquellos que no son, lo que ayuda a una mayor flexibilidad.
El conocimiento de un segundo idioma se ha convertido en factor clave para encontrar trabajo. La creciente valoración global de los idiomas en el conjunto de la oferta está contribuyendo también a un aumento general del interés de muchos estudiantes y trabajadores por aprender otras lenguas para tener un mayor número de oportunidades en el mercado laboral.
Aprender un idioma es una de las gimnasias cerebrales más completas, porque se activa la memoria y se crean nuevas conexiones al cambiar de un idioma a otro. Así, funciones como el lenguaje quedan activas, al igual que otras como el raciocinio, el juicio, la abstracción o la capacidad de cálculo. La gimnasia comienza desde la primera lección.