Fecha de publicación: 23-09-2014
La compra de un automóvil usado es una decisión que se debe tomar con mucha cautela, si consideramos el monto de la inversión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se trata de una alternativa interesante y viable que tampoco se debe desdeñar.
Es imprescindible tomarse todo el tiempo que se considere necesario para la revisión, aquí no caben apresuramientos. Es el momento de inspeccionar el carro con detalle, principalmente chequear el kilometraje, puesto que esto indica la vida restante del motor. Siempre es conveniente que un mecánico de confianza lo revise.
Es ideal chequear que el modelo escogido cuente con disponibilidad de repuestos en el mercado. De no tenerlos, es muy posible que surjan inconvenientes difíciles de resolver en el futuro. Se recomienda realizar la visita un día soleado, a fin de poder advertir cualquier tipo de imperfección y revisar si se nota en el piso alguna pérdida de fluidos.
Si se va a optar por el crédito bancario se debe averiguar en varios bancos, ya que ofrecen distintos plazos de financiamiento según la antigüedad del vehículo, la cual usualmente no debe ser mayor a tres años. Si el carro es mayor a esa edad, puede recurrirse a un crédito personal.
Se debe solicitar la constancia de experticia legal del automóvil en el Instituto Nacional de Transporte Terrestre, a través del Cuerpo Técnico de Vigilancia y Transporte Terrestre. Tras realizar este trámite, se debe acudir a la notaría con el título original, para hacer el traspaso y notariar el documento de compra venta. Las notarías deben revisar el documento antes de la firma. Si existe premura para la firma, es preferible habilitar, pero eso implica un costo adicional.
Teniendo en cuenta estas precauciones, es posible adquirir un carro de segunda mano que resulte una conveniente inversión y un aliado en el día a día.