El collar, la correa y el bozal para nuestros perros.

Fecha de publicación: 05-06-2017

Existen accesorios que, utilizados de la manera correcta, nos permitirán pasear con nuestro perro en lugares públicos.

Si bien lo ideal sería que los perros pudiesen pasear con libertad, el ritmo de vida actual, las leyes y muchos otros motivos impiden que puedan hacerlo, así que nos guste o no, en alguna ocasión tendremos que recurrir a algunos elementos para controlar adecuadamente, la movilidad de nuestra mascota.

Por ejemplo, el collar es el elemento más conocido y utilizado por la mayoría de los dueños de perros. Un collar adaptado a las características físicas del animal, con el diámetro y anchura correctos, puede ser útil para pasear con perros educados o que pasean normalmente sueltos, llevando la correa en muy pocas ocasiones.

Para usar correctamente el collar, no se debe ajustar demasiado porque podría perjudicar la respiración del perro. Lo recomendable es que se pueda pasar un dedo entre el collar y el cuello del animal. Por otra parte, si se deja muy flojo, el collar podría deslizarse por encima de la cabeza del can; si esto ocurre, el perro aprenderá rápidamente a quitarse el collar cuando le convenga.

En el caso de las correas, su uso le ofrece al dueño, la tranquilidad de tener a su perro bajo mayor control, evitando que se meta en dificultades y alejándolos de peligros tales como atravesar la calle en un mal momento o acercarse a otro perro potencialmente agresivo.

Muchas personas sienten que lo mejor es permitir que el perro esté suelto, pero lo más aconsejable es enseñar al perro desde cachorro, a habituarse a su collar y correa, utilizándola siempre al salir a un lugar público.

Como regla general, una correa debe ser lo suficientemente larga como para que el perro pueda pasear de manera cómoda y al mismo tiempo, proporcionar cierta seguridad en los casos que sea necesario hacer uso de ella.

En lo que respecta a los bozales, si bien es un elemento que jamás deberíamos usar y que a los perros les resulta muy incómodo y frustrante, hay casos en los que es necesario, bien por cuestiones legales o en momentos de necesidad.

A pesar del desacuerdo de algunos entrenadores caninos, la ley obliga a poner bozal a todos aquellos perros que sean considerados de raza peligrosa como el Rotwailer, el Pitbull o el Pastor Alemán en algunas ciudades y países.

Aunque en un principio nosotros, como dueños estemos en contra de colocar un bozal a nuestro perro, debemos tener en cuenta que con ello no sólo estaremos evitando que nuestro can agreda a otras personas o mascotas, sino que además le estaremos educando y enseñando a no comerse cosas del suelo o mordisquear heces de otros perros cuando los saquemos a pasear.

Es también interesante utilizar el bozal cuando vamos al veterinario, ya que los perros se sienten muy temerosos a la hora de enfrentarse a sus revisiones rutinarias. Con el uso del bozal, estaremos evitando que nuestra mascota agreda al veterinario, al tiempo de limitar su comportamiento durante la espera hasta que llegue nuestro turno.

Hay una variante del collar que es el Arnés, que permite cubrir un parte importante del torso del perro, al contrario de como ocurre con el collar que se limita a una sección muy específica, este aspecto es ideal para el control de perros de cuello corto o canes grandes o inquietos que suelen intentar halar la correa, evitando el maltrato que pudiese generar la correa en estos casos. 

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