Los niños pueden decidir cómo vestirse

Dejar que los pequeños decidan sobre su ropa, afianza su seguridad, los motiva a cuidar las prendas y reduce la rebeldía.

Dentro de los límites de la lógica, los niños deberían poder elegir sobre su propia imagen. Permitirles que sean ellos los que decidan la ropa que van a ponerse, les ayuda a expresar su individualidad y también a hacerse responsables de su cuerpo y su cuidado.

Los adultos deben supervisarlos y explicarles las normas sociales o los imperativos climáticos que hacen de una ropa adecuada; pero, dentro de esos límites y quizá, ofreciendo varias posibilidades a su gusto, no hay problema alguno en que sean ellos quienes decidan la ropa, zapatos o complementos van a usar ese día.

Este sencillo gesto hará que se sientan más seguros y contentos, y no sentirán tan intensamente la necesidad de rebelarse en la adolescencia, pues habrán ya crecido con la tranquilidad de que pueden decidir sobre su propia imagen.

Esto, además, los hace más responsables de su ropa y desearán cuidarla si les gusta, ayudando a que asuman normas como guardar las cosas o llevar al cesto la ropa que necesita ser lavada.

También hay que escucharlos y dejarlos decidir en las compras. No pasa nada si un niño quiere combinar colores de forma poco común, o se inclina por un estampado estridente. Lo que importa es que elijan ropa que sea cómoda, adecuada para ellos y de buena calidad, la estética es algo que no tiene reglas fijas.

Que los niños elijan su ropa y decidan sobre su aspecto ofrece ventajas para su desarrollo: se sienten más respetados y valorados, adquiriendo confianza en ellos mismos y aumentando la que sienten hacia nosotros.

Además, su personalidad se afianza, se hacen más autónomos en el sentido correcto y les ayuda a ser decididos, sin miedo a que les sean negadas esas pequeñas decisiones tan importantes para llegar a saber decidir responsablemente en lo importante.