¿Existe la pareja ideal?

Fecha de publicación: 17-08-2016

Quien busque la pareja ideal debe estar atento a sus propios sentimientos. Son ellos quienes la encontrarán.

El concepto de “pareja ideal” es subjetivo, porque lo que puede ser ideal para algunas personas puede no resultarlo tanto para otras. La pareja ideal siempre dependerá de cada uno de nosotros, de nuestras necesidades o personalidad; pero a grandes rasgos sí podemos definir algunas de las características que pueden definir lo que se considera "una pareja perfecta".

La complicidad es una de los activos de la pareja ideal. ¿Qué es complicidad? saber lo que quiere, le gusta y le interesa al otro y ayudarle a conseguirlo en todo momento. La complicidad exige un gran conocimiento mutuo.

Un gesto, una palabra, un tono de voz, una mirada de uno, es interpretada enseguida por el otro. La complicidad es un gran activo de la pareja ideal frente a terceros. Ella y él frente al mundo.

Una complicidad única entre los dos, un lenguaje común único que nadie entiende, excepto ellos, y les da la oportunidad de estar rodeados de gente y sin decirse nada, saber cómo se sienten. La complicidad es una señal de amor verdadero.

Es sentirse bien el uno al lado de otro, así de sencillo. Sentirse tan bien que es una necesidad. Cualquier excusa es suficiente. No hay que hacer nada, simplemente estar juntos. Él trabaja horas y horas y ella lee a su lado. Se levanta y le prepara algo. O al revés. Ella duerme y él le acaricia el cabello, escucha su respiración y con ello se alimenta.

La pareja ideal vive la necesidad mutua de proyectar una vida entera juntos. Saben hacer que sus pequeñas cosas sean realmente grandes y las grandes las hacen pequeñas para poder abarcarlas, sin que en ningún momento les resten protagonismo a su relación. Todo tiene sentido si se hace juntos.

Un buen indicio de estar con la pareja ideal, es el sentir que con una persona así merece la pena vivir eternamente. Es entristecerse en pensar que hay algo que puede ocasionar una separación.

Algunos defienden que el amor es tempestuoso, que libra sin cesar batallas, o que es una guerra de sexos sin cuartel. Esto es una pobre visión. Las tempestades esconden nuevas turbulencias y aunque las apacigüe momentáneamente, la sed de amor (o de sexo) no es buen cobijo para aguantar el paso del tiempo.